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Optar por paneles solares supone ahorro, estabilidad y mejora reputacional para la industria
Durante siglos el hombre intuía que bastaba mirar hacia el cielo para descubrir la mayor fuente de energía y de vida en nuestro planeta; el sol, nuestra estrella, ha sido siempre el astro más visible y con más evidente potencial energético para la Tierra. Transformar en electricidad una fuente de energía inagotable como la del sol es desde hace siglos un empeño de científicos e innovadores. Desde finales del siglo XIX, grandes nombres como Faraday, Tesla, Hertz y el propio Albert Einstein sentaron los fundamentos para la conversión de la energía solar en electricidad.
La tecnología fotovoltaica tiene ya por tanto más de un siglo de vida y ha dado enormes pasos adelante en los últimos años, sobre todo tras el perfeccionamiento de los llamados paneles solares, elementos básicos para la captación de la radiación solar que en los últimos años se han convertido en ubicuos, pudiéndose ver en tejados de casas y naves industriales, además de todo tipo de instalaciones que obtienen de ellos la energía eléctrica para su funcionamiento.
Protegerse frente a los vaivenes del mercado
Ahora uno de los caminos a seguir que más interés despiertan es convertir la energía fotovoltaica en una vía eficaz para el autoabastecimiento energético, total o parcial, de la industria. Protegerse frente a los vaivenes del mercado energético, particularmente en tiempos convulsos como los que vivimos ahora en este sector, estimar con mayor seguridad los costes de producción, además de los evidentes ahorros en estos costes son algunas de las grandes ventajas que ofrece a cualquier grupo industrial alcanzar un alto grado de autoabastecimiento energético. Se trata claramente de variables que inciden directamente en cuestiones empresariales básicas, como la planificación a medio y largo plazo o la previsión de nuevas inversiones.
La instalación de paneles solares en empresas industriales, y la habilitación en nuevas plantas de zonas creadas específicamente para la colocación de estos paneles o incluso la configuración completa una instalación en base a que pueda albergar elementos de autoabastecimiento fotovoltaica, es sin duda una tendencia que crece exponencialmente en el mundo de la industria.
La crisis energética mundial, agudizada tras la invasión rusa de Ucrania, ha resaltado aún más las indudables ventajas que para la industria tiene el autoabastecimiento energético. La Agencia Internacional de la Energía ya estima que para 2027 la fotovoltaica será la principal fuente de energía instalada en el mundo y además su capacidad total se duplicará en los próximos cinco años.
Optar por una energía como la fotovoltaica, respetuosa ambientalmente, es también una operación de alto sentido financiero a medio plazo, ya que se estima un plazo medio de menos de 15 años para amortizar una instalación de estas características en un medio industrial, mientras que la vida útil de los paneles solares suele sobrepasar los 30 años. Teniendo en cuenta además el clima de crecientes subvenciones y ayudas públicas para la instalación de plantas fotovoltaicas, y la mejora reputacional que en general, ante clientes y proveedores, suele representar una apuesta de esta características.